sexta-feira, 13 de maio de 2011

Lisboa 1.0

Llevo ya 3 meses en Lisboa y a veces siento que la conozco... Creo que lo estoy haciendo, o creo al menos, que no me queda otra opción estando aquí. No es mi decisión que caminando a la escuela todos los días me vaya por una calle diferente cada vez, no escojo cuando de pronto me encuentro a la vista de un mirador sobre la ciudad desde uno u otro punto de vista, no entiendo donde está nada, pero al final está.


Mirador en Alfama (barrio más viejo de la ciudad) 

Mis días escolares son muy tranquilos... Me levanto con calma porque mis clases son casi siempre en las tardes, aprovecho el sol diario. Siempre es bueno salir a cualquier plaza o parque cerca de mi casa a observar a la gente, a los locos, o a leer un libro, escuchar música, ese tipo de cosas que aunque parecen una "perdida de tiempo valioso" para "conocer", me llevan a ver otras cosas que para mí, tienen mucho sentido en mi viaje. La playa también ha hecho un papel importantísimo en mi día a día. ¿Cómo no imaginé en México que en Portugal iba a estar demasiado tiempo en la arena? ¿Cómo, teniendo muchas playas a 20 minutos de distancia, pensaría que no iría mínimo dos veces por semana? Antes de la escuela, en días libres o solo porque salió el sol y es demasiado brillante como para perdérlo, la playa se ha vuelto una obligación placentera en mi vida (y me encantaría en el futuro continuarla).
La escuela: una pequeña facultad de arquitectura y comunicación en la que todos los alumnos de sus respectivas carreras se conocen. Cuarto año (octavo semestre en México), que es el que yo estoy cursando, se imparte casi todo en el taller de encima, y Projecto es impartido por Nuno Mateus de AR X (ARX - Home) . Su forma de corregir es bizarra, desde sus historias, hasta su persona y su manera de hablar: es un portugués bizarro (del que ya me sé toda su vida personal), y que me da la primera impresión de que no entiende nada de lo que explico sobre mi proyecto, pero que al final da puntos de vista tan acertados que mi forma de ver lo que mostré, cambia por completo. Estamos desarrollando un plan urbano para una zona que ha sido rezagada entre edificios y predios muy importantes. Al parecer todos se olvidaron de ese espacio, y del valor que alguna vez tuvo, y que con tanta obra a su alrededor, con certeza volverá a tener. Se encuentra entre el nuevo (y todavía en construcción) Museu dos Coches y la llamada Cordoaria, un palacio viejo que pronto será museo también.


Mi Taller: Universidad Autónoma de Lisboa




Fotos de obra: Museu dos Coches, Paulo Mendes da Rocha

Tiene además, una muralla que antiguamente era límite del río Tejo, edificios con valor patrimonial y mucho espacio vacío. Mi propuesta surge de unos pocos cuerpos edificados que de alguna manera me hacían sentir en un "barrio". Tomé este espacio para desarrollar una malla que al combinarla con otras líneas históricas o de vistas importantes, generó unos llamados "pixeles", que serían los sólidos en mi plan urbano. Ya a una menor escala, decidí intervenir en los cuerpos donde todo comenzó y utilizarlo en usos jóvenes y poco permanentes. Después subiré mis diseños, que hasta ahorita no tienen una forma que se pueda entender del todo.
En fin, al salir de la escuela, en la cual pude haberme quedado a trabajar, regreso a cenar a casa del que sea, o a la mía como última opción. Cocinar no es algo que me moleste, es más la flojera de ir al super a comprar las cosas, sólo para que caduquen sin que me dé cuenta. Entonces mi camino de regreso se vuelve sólo para hablar por teléfono y planear la noche, mientras la oscuridad empieza a tapar el cielo y la iluminación total, la ciudad de Lisboa. Toda lo edificado comienza a reflejar, todo empieza a tener la función de iluminar por medio de características muy portuguesas. Los edificios lo hacen con sus famosos azulejos en fachada, y el piso con sus piedras brillosas colocadas con tanto trabajo, y nadie se imagina que la realidad es esa: fueron puestas una a una. 
Camino por la retícula del centro Baixa, y me doy cuenta de sus tantos encuadres visuales, sus tantos monumentos rematando en las calles, y al final, de un lado, la Praça do Comercio y el Río Tejo. Hace sólo unas horas se percibía un movimiento y una actividad mucho mayor: turistas por toda la Rua Augusta, música, restaurantes, estatuas humanas y otros tipos de actos callejeros, todo fusionado en calles con mucho valor cultural. 
Salgo de noche, salgo a tomar en las calles, plazas, miradores y sobretodo en Bairro Alto. Subo la montaña en donde se encuentra y compro cervezas, o lo que sea, en los bares de sus calles estrechas y largas, solo para caminarlas entre la multitud de gente acogida por su escala. Bairro Alto es increíble, es algo a lo que no estoy acostumbrado, es otro concepto para pasarla muy bien con el menor sentido de formalidad. Al final eso es lo que busco, la libertad de hacer cosas diferentes sin tener que responder a ciertas reglas sociales, que claramente aquí se rompen para mí.  
La noche continúa hasta las 2 de la mañana, que cierran los bares para no molestar a la gente que vive encima. La multitud se queda ahí un poco más de tiempo, lo que les dure su última cerveza, y después se va al mirador, a su casa o a un antro más en forma, que acabaría hasta las 6 ó 7 am. A mí me gusta quedarme en el mirador porque es algo que en México solo sueño con hacer, entonces los antros no me han llamado mucho la atención. 

Mirador de Bairro Alto


Bairro Alto de día también es interesantísimo, calles con tiendas muy bien puestas que pueden vender desde tenis hasta pinturas de graffiti o inciensos. Caminando de día puedes encontrar conversaciones encima de ti, de ventana a ventana, señoras viejas chismeando en portugués sobre los vecinos de la manzana. Yo me imagino que eso solo pasa aquí y en Grecia, aunque nunca he ido a conocer realmente... 


Mi amiga Jess de México en el día que pasó conmigo en Bairro Alto


Los días de playa son revitalizadores. Me levanto solo para volver a acostarme en el calor de la arena y la brisa del agua fría que llega del mar. Hasta hace poco, no me podía meter al mar porque me daba frío, pero ahora el clima ya está caliente, ya no hay opción, el agua es perfecta. Al principio de mi viaje, me dediqué unas semanas a ir a surfear (con wetsuit y tabla prestadas de algún otro intercambista que vive conmigo), y me gustaba mucho, pero poco a poco lo dejé de hacer porque me di cuenta que era algo que necesitaba demasiado tiempo, y yo prefería hacer otras cosas en el tiempo tan corto que tengo en una ciudad que probablemente nunca viva como ahora. A las playas continúo llendo, pero sólo porque me encanta, y aunque seguramente algún día me dedicaré a aprender a surfear, ahora estoy feliz con lo que logré...




Carcavelos


Costa de Caparica


Caminar por Alfama también me gusta mucho. Parece para mí, una prueba de que se puede caminar en pendientes muy inclinadas sin que pase nada, cosa que en México evito a diario. Alfama tiene esa intimidad increíble en sus calles, tiene el misterio de no saber qué encontrarás a la vuelta de la misma calle en la que estás caminando. Es la zona más antigua de Lisboa, tiene el Castelo de São Jorge hasta arriba, un mirador que todos tienen que ver estando aquí, y que siempre es punto de referencia.
Alfama tiene fado, tiene cafés, bares, organizaciones sociales, casas tan mal hechas interiormente que la gente sale a vivir la calle, tiene vida. Se parece un poco a Bairro Alto, pero con un sentido un poco más histórico gracias a las muchas iglesias y a su eterno castillo, a mi forma de ver.












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Acerca de mim

Estudio Arquitectura en la Universidad Iberoamericana en México, ahora estoy aqui @Raptor2526

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